Amigos de Freyja: Iván Arnold y su trabajo por la conservación y el desarrollo comunitario en el Chaco-Pantanal de Bolivia
A lo largo de las llanuras del este de Bolivia se extiende uno de los paisajes más extraordinarios de Sudamérica: el Gran Paisaje Chaco-Pantanal. Es la zona en la que se encuentran las ecorregiones del Chaco, el Pantanal y la Chiquitania, que combina bosques secos, humedales y sabanas que albergan una gran biodiversidad, así como comunidades de alto valor cultural.
La ONG NATIVA trabaja dentro de esta extensa región con el objetivo de fortalecer la integración de sus ecosistemas. Recientemente, Freyja se sumó a esta misión como aliado en la Iniciativa Jaguar Rivers, un esfuerzo transnacional destinado a reconectar ecológicamente la cuenca del río Paraná y a proteger hábitats esenciales para diversas especies, como el jaguar.
Un paisaje en el Chaco oriental de Bolivia
A continuación, Iván Arnold, director ejecutivo de NATIVA, nos cuenta acerca del trabajo de la organización en la región, los principales desafíos que enfrentan estos ecosistemas y su trayectoria personal en la conservación.
¿Qué te inspiró a seguir una carrera en conservación?
Nací y me crié en Tarija, una ciudad en el sur de Bolivia que está en un valle interandino con serios problemas de erosión, tanto eólica como hídrica. Solía pasar mis vacaciones con mi padre, que tenía una propiedad en la selva tucumano-boliviana y era un conservacionista nato; se negaba a cazar animales del bosque y aún más a comerlos. Creo que ambas cosas hicieron que yo creciera con una fuerte sensibilidad ambiental, lo que me llevó a empezar a trabajar de muy joven, junto a unos amigos, en temas ambientales de nuestra región.
Cuéntanos sobre las zonas en las que trabaja NATIVA: cuáles son, cómo son y qué especies habitan allí.
NATIVA trabaja principalmente en el Gran Paisaje Chaco–Pantanal, un territorio compartido entre Bolivia y Paraguay que conecta algunos de los ecosistemas más importantes de Sudamérica. En Bolivia, el trabajo abarca el bloque conformado por Kaa Iya, Ñembi Guasu, Otuquis y San Matías, haciendo posible la conservación a gran escala en el Gran Chaco Americano, el Gran Pantanal y la Chiquitania.
El pecarí chaqueño, también conocido como taguá, es una especie en peligro que NATIVA está trabajando para proteger en la región del Gran Chaco
Son regiones de clima extremo y contrastes marcados, donde conviven bosques secos, humedales y serranías. En estos ambientes habitan especies clave como el jaguar, el tatú carreta, el pecarí chaqueño, el oso bandera, el tapir y una gran variedad de aves, reptiles y anfibios que dependen de la conectividad entre ecosistemas.
El trabajo también se articula a nivel trinacional —entre Argentina, Bolivia y Paraguay— en torno al río Pilcomayo, un corredor ecológico y social que une a los tres países. Además, NATIVA forma parte de proyectos regionales como la Iniciativa Jaguar Rivers, con foco en la cuenca del río Paraná, que integra esfuerzos de conservación a escala de paisaje entre Brasil, Bolivia, Paraguay y Argentina.
¿Cuáles son los principales desafíos de conservación que enfrentan en esas áreas?
Las principales amenazas en estas áreas son la deforestación, los incendios forestales de gran magnitud, la fragmentación del hábitat y la pérdida de conectividad ecológica. A esto se suma la presión sobre los recursos hídricos y un modelo de desarrollo extensivo que impulsa la expansión agropecuaria sin una adecuada planificación ambiental. A su vez, el cambio climático agrava estos impactos, generando sequías prolongadas, alteración de los ciclos del agua y pérdida de suelos fértiles.
También persisten desafíos institucionales, como la necesidad de fortalecer la gobernanza ambiental y de mejorar la coordinación entre los diferentes niveles de gestión territorial.
¿De qué manera trabajan para involucrar a las comunidades locales en la protección de la biodiversidad?
NATIVA trabaja con comunidades indígenas y campesinas, así como también junto a gobiernos locales, bajo el principio de que la conservación sólo es posible cuando se integran las necesidades y los conocimientos del territorio.
Nuestro foco está puesto en fortalecer la gobernanza y la gestión local, acompañando procesos de planificación territorial, manejo de áreas protegidas y toma de decisiones informadas. A través de parcelas agroecológicas, ganadería de monte y medios de vida sostenibles como la apicultura, promovemos prácticas productivas compatibles con la conservación. Complementamos este trabajo con la articulación institucional y la creación de espacios de coordinación multinivel, que permiten que las comunidades sean protagonistas en la protección de la biodiversidad y en la construcción de resiliencia frente al cambio climático.
Iván en la Chiquitania, uno de los últimos ecosistemas de bosque seco que quedan en el mundo
Cuéntanos alguna breve historia o anécdota relacionada al trabajo de NATIVA de la que te sientas orgulloso.
En 2020, durante la última parte de la pandemia, decidimos con una amigo empezar a explorar territorios cercanos a nuestra natal Tarija. Habíamos escuchado de una comunidad llamada Yumasa, en la parte alta del departamento de Tarija, donde hacía poco se había abierto el camino carretero, que, según algunos pocos visitantes que llegaron al lugar, tenía muy lindos paisajes.
Cuando llegamos, nos quedamos impresionados y conmovidos por la belleza del paisaje, pues este sitio, además de ser uno de los puntos ideales para el avistaje de cóndores, también tenía acceso a la mejor vista del Cañón del Pilaya, considerado el sexto cañón más profundo del mundo. Además, comprobamos que sus partes bajas albergan una importante porción de bosque seco tropical, hogar de osos de anteojos, pumas y osos hormigueros. Por ello, decidimos empezar a trabajar con la comunidad y el municipio de San Lorenzo para lograr una declaratoria de conservación del sitio. Fue así que, en junio de este año, se logró que el consejo municipal de San Lorenzo promulgue una ley municipal creando la Reserva Ecoturística y Monumento Natural Cañón del Pilaya, un territorio hermoso y frágil de 26.000 hectáreas, lleno de biodiversidad, que ahora cuenta con la protección que merece.
Lee más sobre NATIVA en su sitio web y apoya nuestro trabajo conjunto para revitalizar un extenso corredor ecológico transnacional en el corazón de Sudamérica a través de la Iniciativa Jaguar Rivers.